Últimos días de mi experiencia en Barcelona
Al llegar al final de mi experiencia quiero agradecer a Dios por la Vida, por todas las oportunidades recibidas y vividas. Quiero también agradecer a la Congregación por confiar en mí, de modo particular a mi comunidad del Noviciado que me ha acompañado a través de la oración y otros medios de comunicación. Sin olvidar la comunidad de Barcelona que me acogió con mucho cariño durante este tiempo. Con ellas aprendí que en la vida hay que seguir siempre adelante a pesar de las dificultades, he podido experimentar de ellas, que lo más importante en la misión no es el hacer el trabajo sino, lo que doy y transmito a los demás a través del trabajo; alegría, paz, cercanía, sencillez. Con las profesoras del infantil pude vivir la experiencia de ser “madre” con los alumnos; ellas no sólo enseñaban para que los alumnos supieran los contenidos sino que iban más allá de la misión de ser profesora. Con los niños aprendí que en la vida hay que soñar siempre...