Sagrado Corazón de Jesús

Una persona con corazón es una persona profunda y a la vez cercana; entrañable y comprensiva, capaz de sentir emociones a la vez que ir al fondo de las cosas y los acontecimientos.
El corazón ha simbolizado para la gran mayoría de las culturas el centro de la persona, donde vuelve a la unidad. Una persona con corazón ha alcanzado una unidad y una coherencia, un equilibrio de madurez que le permite ser objetivo y cordial, lúcido y apasionado, instintivo y racional; la que nunca es fría sino siempre cordial.
El corazón es el símbolo de la profundidad y de la hondura. Sólo quien ha llegado a una armonía consciente con el fondo de su ser, consigue alcanzar la unidad y la madurez personales.


Celebrar la fiesta del Sagrado Corazón de Jesús nos recuerda la cercanía y lo  “palpable” de Dios, que se hace corazón humano en Jesús, que llama al corazón y transforma  nuestra vida. Jesús, el hombre para los demás. Jesús en su corazón es la profundidad misma del hombre.
La espiritualidad del Sagrado Corazón nos lleva al centro del misterio de la salvación. Es una manera de ver
y vivir el misterio de Cristo en su totalidad. Se contempla a Cristo bajo un aspecto que es fundamental para la fe cristiana, el amor de Dios manifestado en Jesucristo, cuyo corazón es un símbolo elocuente de ese amor. Es una experiencia de Cristo que abarca toda la vida del cristiano.
Es una contemplación, una visión de fe: Hemos conocido el amor que Dios nos tiene y hemos creído en Él” (1Jn 4,16). Incluye todo el evangelio de Jesús: sus palabras y acciones, su vida y su muerte, la Iglesia y los Sacramentos que nos ha dejado. Es en definitiva el don del Espíritu que nos ha entregado.

El amor que Mª Ana experimenta hacia la persona de Cristo adquiere su máxima expresividad y hondura en esta manifestación del amor de Jesús para con los hombres.
Leemos en sus escritos:
  •       "¡Oh corazón de Jesús...! Sed ya para siempre centro de mi corazón y de mi vida, y mi dulce amor por quien vivo y por quien muero!"
  •         "He encontrado el corazón de mi Rey, de mi hermano, de mi dulcísimo amigo Jesús. ¿Qué más puedo apetecer en el cielo ni buscar en la tierra?"


El AMAOS de su Testamento es la síntesis de esta relación entrañable, amorosa y profunda que tuvo con el Corazón de Jesús.

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