Un abrazo a Óscar, el niño que jugaba a ser obispo


Óscar tiene 20 años y una sonrisa que llama la atención. Desde que era un crío vive en el Hogar Santa María de la Vida, que las Franciscanas Misioneras de la Madre del Divino Pastor tienen en Madrid para acoger a niños con dificultades, donde le han ayudado a vivir feliz a pesar de sufrir, entre otras complicaciones, espina bífida. 
De pequeño jugaba a ser obispo, y hoy dice que es “muy amigo de Jesús”, y que, por eso, “le doy gracias a Dios todos los días, porque me ha dado la vida”.
El pasado sábado, Óscar tenía una enorme ilusión en poder saludar al nuevo obispo en su toma de posesión, “porque es muy amigo de Jesús, como yo”. Al terminar la misa de toma de posesión, Óscar se acercó al presbiterio acompañado de la hermana Susana, de la Divina Pastora, pero el personal de seguridad les pidió que se pusieran a la cola para mantener el orden. Sin embargo, alguien le dio el soplo a monseñor Osoro, que, cuando lo vio acercarse en su silla de ruedas, pidió al equipo de seguridad que le hiciesen un hueco, hizo esperar a las autoridades a las que estaba saludando, y se fue a bendecirlo, a abrazarlo y a charlar con él.

Tan emocionado estaba Óscar después que no le salían las palabras. “Es muy majo. Y muy bueno”, dice un ratito después del abrazo con don Carlos. Y con una alegría difícilmente descriptible, explica que, a su nuevo obispo, “le pido que le pida a Dios que me siga ayudando y me cuide siempre. Porque a mí Dios me hace muy feliz. A lo que la hermana Susana añade, “y hoy, todavía más feliz, porque tenía una ilusión enorme por saludar al obispo. Sólo con este gesto, ya se ve que monseñor Osoro tiene el corazón puesto en Cristo”.

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