HISTORIA DE LA SANTA AFRICANA: JOSEFINA BAKHITA




Bakhita, que significa "afortunada", es el nombre que se le puso cuando fue secuestrada, ya que por la fuerte impresión, nunca llegó a recordar su verdadero nombre.

Una niña, vivía en una comunidad tribal africana en Sudán, el dolor marcó su vida desde muy corta edad. No se conocen datos exactos sobre su vida, se dice que podría ser del pueblo de Olgossa en Darfur, y que 1869 podría ser el año de su nacimiento. Creció junto con sus padres, tres hermanos y dos hermanas, una de ellas su gemela.
Su tribu fue invadida por unos comerciantes de esclavos que sólo traían destrucción y matanza,sin olvidar capturar a algunas personas para comercializarlas. 
En esa ocasión, la mamá de Bakhita fue salvajemente asesinada en su presencia y la de sus hermanas, posteriormente, junto con otros miembros de la tribu, Bakhita fue capturada, encadenada y conducida hacia  la ciudad de El Obeid, donde fue vendida a cinco  amos distintos en el mercado de esclavos. Nunca consiguió escapar, a pesar de intentarlo varias veces. Con quien más sufrió  humillaciones y torturas fue con su cuarto amo, cuando tenía más o menos 13 años. Fue tatuada, le realizaron 114 incisiones y para evitar infecciones le colocaron sal durante un mes.
Todos estos acontecimientos marcarán no sólo  cicatrices en su  cuerpo sino también en su alma. Sin embargo, ninguno de estos males apagará el brillo y la nobleza de su  corazón. El comerciante italiano Calixto Leganini compró a Bakhita por quinta vez en 1882, y fue así que por primera vez Bakhita era tratada como persona
En 1884 Leganini se vio en la obligación de dejar Jartúm, tras la llegada de tropas Mahdis. Bakhita se negó a dejar a su amo, y consiguió viajar con él y su amigo Augusto Michieli, a Italia. La esposa de Michieli los esperaba en Italia, y sabiendo que llegaban  varios esclavos, exigió uno, dándosele a Bakhita. Con su nueva familia, Bakhita trabajo de niñera y amiga de Minnina, hija de los Michieli.
En 1888 cuando la familia Michieli compró un hotel en Suakin y se trasladaron para allá, Bakhita decidió quedarse en Italia.
Bakhita y Minnina ingresaron en el noviciado del Instituto de las Hermanas de la Caridad en Venecia, tras ser aconsejadas por las hermanas. Esta Congregación fue fundada en 1808 con el nombre de Instituto de las Hermanas de la Caridad en Venecia, pero son más conocidas como Hermanas de Canossa.
En el Instituto, Bakhita conoció a Dios y fue así como supo que "Dios había permanecido en su corazón" y le había dado fuerzas para poder soportar la esclavitud, "pero  en este momento sabía Quién era". Recibió el bautismo, primera comunión y confirmación al mismo tiempo, el 9 de enero de 1890, por el Cardenal de Venecia. En este momento, tomó el nombre cristiano de Josefina Margarita Afortunada.
La Señora de Michieli volvió de Sudán a llevarse a Bakhita y a su hija, pero con un gran coraje, Bakhita se negó a ir y prefirió quedarse con las Hermanas de Canossa. La esclavitud era ilegal en Italia, por lo que la señora de Michieli no pudo forzar a Bakhita, y es así que permaneció en el Instituto y su vocación la llevó a convertirse en una de las Hermanas de la Orden el 7 de diciembre de 1893, a los 38 años de edad.
Fue trasladada a Venecia en 1902, para trabajar limpiando, cocinando y cuidando a los más pobres. Nunca realizó milagros ni fenómenos sobrenaturales, pero obtuvo la reputación de ser santa. Siempre fue modesta y humilde, mantuvo una fe firme en su interior y cumplió siempre sus obligaciones diarias.
Algo que le costó demasiado trabajo fue escribir su autobiografía en 1910, la cual fue publicada en 1930. En 1929 se le ordena ir a Venecia a contar la historia de su vida. Luego de la publicación de sus memorias, se convirtió en un gran personaje, viajando por todo Italia dando conferencias y recibiendo dinero para la Orden.
La salud de Bakhita se fue debilitando hacia sus últimos años y tuvo que postrarse en una silla de ruedas, lo que no le impidió seguir viajando, aunque todo ese tiempo fue de dolor y enfermedad. Se dice que le decía la enfermera: "¡Por favor, desatadme las cadenas… es demasiado!". Falleció el 8 de febrero de 1947 en Schio, siendo sus últimas palabras: "¡Madonna!  ¡Madonna!"






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