Introducción al Noviciado


Con  gran alegría seguimos acogiendo a nuevas hermanas. El día 4 de marzo comenzaron su etapa de noviciado en Madrid Florinda, Leticia y Osvaldina, procedentes de nuestra comunidad de Chingo (Angola) donde realizaron el postulantado.



“Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida” Hoy es un día muy especial para mí, el día en que una vez más Jesús marca su presencia viva en mi vida, mostrándome el camino a seguir con voluntad y consciencia de que Él es el Camino, la Verdad y la Vida. Es un día de alegría, convivencia, fiesta, entrega… y también de muchas sorpresas. Agradezco al Señor por confirmarme en esta nueva etapa de mi vida, etapa en la que deseo de todo corazón conocer a Dios a través de la escucha, oración, reflexión, de la fraternidad y las pequeñas cosas de cada día, también en la dificultad. Pido a Dios que me ayude a ser fiel en esta nueva etapa y a dar cada día mi respuesta. Agradezco a cada hermana y novicias que hicieron que este día fuera especial. Muchas gracias de corazón… Obrigada… Twa Pandula. Deseo todo el bien a mis compañeras de camino, que disfrutemos mucho esta nueva etapa y escuchemos la voz del Señor.
                                    Florinda


El tiempo se va y nadie ser generoso; por eso yo te pido, ayúdame, Señor, a estar contigo. Doy gracias por este momento significativo en mi vida, dar un pasa más en mi camino, en descubrir cada día la voluntad de Dios en mi vida. Sé que esta vocación a la vida religiosa es un regalo que el señor me concede. Sé también que a veces este camino no es fácil, pero sí que merece la pena luchar por el ideal que pretendo alcanzar. La misericordia del Señor está por encima de todo.
¡Gracias
                                                                                                            Leticia



La entrada al noviciado supone para mí dar un paso más en el seguimiento de Jesús en esta Congregación de Franciscanas Misioneras de la Madre del Divino Pastor; arriesgar por Él un proyecto de vida, que supone justicia y fraternidad, procurando cada día la comunión con Dios, abandonarme y dejarme tocar por Él para que renueve en mí la espontaneidad que me permite permanecer fiel.
Que el Señor me acompañe siempre, sea el centro de mi vida y me ayude a ser valiente en estos pequeños pasos que comencé a dar en su servicio; que su mirada de comprensión haga siempre posible este SI y que Él sea siempre mi fortaleza. 
                                                                                                                                Osvaldina   

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