TESTIMONIO DE UN MISIONERO
«Nadie sabía allí Quién es Jesucristo...»
«Llegué a un territorio inmenso y superpoblado, adonde todavía no había llegadola
Iglesia. Nadie sabía quién era Jesucristo, y me encontré a mí
mismo solo entre miles de personas. No sabía por dónde comenzar. No había nada.
Así que empecé a caminar. Caminé por el fango de las calles durante días. Me
dejé ver, y esperé a que la gente se preguntara quién era»: así comienza el
testimonio de un sacerdote español destinado durante decenas de años en la República Dominicana.
Su historia no es muy distinta a la de los miles de misioneros que, un día,
dejaron casa, familia y comodidades para vivir en territorios olvidados. Son
palabras profundas que encierran una gran soledad, siempre aliviada por el
Espíritu.
«Llegué a un territorio inmenso y superpoblado, adonde todavía no había llegado
Este sacerdote, fue
uno de los 760 asistentes al Congreso nacional de Misiones que tuvo lugar en Burgos. Como
él, religiosos, religiosas, laicos y contemplativos de los cinco continentes
fueron testigos de un intercambio de experiencias y conocimientos sobre la
misión en el siglo XXI. Los asistentes escucharon a la Iglesia viva hablando de
entrega total, de evangelización, de amor, y también tuvieron la oportunidad de
compartir mesa y comida y de escuchar historias anónimas como la de este
sacerdote que, si bien no había escrito una ponencia, llevaba impresas en su
corazón vivencias eternas. Por eso, una de las frases más repetidas por los
misioneros era: «Mi vida es un constante milagro»
A partir de este testimonio, doy un ejemplo de una hermana
nuestra, con la que he convivido:
Después de una
corta experiencia en Venezuela, fue destinada a Benín, donde trabaja desde hace
35 años. Al encontrarse con esta terrible enfermedad, se dedicó exclusivamente
al tratamiento de estos pacientes.
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